Me reúno con una líder. Me cuenta que desde hace un tiempo hay mal ambiente en su equipo y que todo es por culpa de una persona que está soliviantando e intoxicando al resto. No hay proactividad, no se alcanzan objetivos y ella no puede avanzar hasta que solucione este tema.

En su relato describe con detalle lo que sucedió con el presunto “culpable” el día que empezó todo y describe, aún con más detalle, los efectos que su comportamiento está teniendo. Me siento como viendo una parte ampliada de dos fotogramas estáticos de una historia más rica y dinámica. Probablemente actuar según este relato lineal de causa-efecto nos va a desenfocar de una realidad compleja y alejar de una solución sostenible y efectiva.

Voy preguntando por algunos temas, al tiempo para entender, al tiempo para ayudar a reflexionar. Serenidad en nuestra conversación.

«¿Qué perderás cuando esto se solucione?» – le pregunto. De pronto algo se tuerce y le cambia el gesto. Me responde rápido: “nada”. Reformulo la pregunta. Parece molesta. Contesta de manera cortante y cinco minutos después estoy fuera de su despacho.

Creo que no me va a volver a invitar a venir…

Hoy me llama. Estuvo dándole vueltas a mi pregunta estos días. Reconoce que ha estado enfadada, pero piensa que sí, que el problema puede estar siendo una cortina de humo en la que invierte sus energías y que la desenfoca de otras prioridades complejas. “La verdad es que este problema puede estar siendo muy conveniente ahora” -me dice.

Hemos quedado mañana para seguir conversando.

 

¿Puede alguno de tus problemas estar siendo «conveniente»?

Probablemente no deseabas este problema y tampoco lo has creado, pero puede que exista un beneficio oculto, algún aspecto que colateralmente se soluciona gracias a él.

Así que te invito a que pienses en un conflicto o problema en el que ahora estés enfocando tus energías y te hagas algunas preguntas:

  • ¿Qué está solucionando este problema?
  • ¿Qué perderé cuando se arregle?
  • ¿A qué estoy dejando de atender por atender este problema?
  • ¿Qué vendrá después de que se solucione?
  • ¿Qué tiene de positivo este conflicto?
  • ¿Cuál es la ganancia oculta que me/nos hace seguir en esta situación?

A menudo actuamos ante el problema como ante un reto que absorbe nuestras energías y las desvía de otros asuntos tal vez más complejos, ambiguos o inciertos.

Reflexionar sobre esta posible ganancia oculta amplia nuestra mirada para ver una realidad más completa.

¿El beneficio oculto es siempre negativo?

La líder de la historia inicial me traslada su autocritica en la llamada: «Estoy magnificando el problema para eludir otras responsabilidades».

Sí, el beneficio oculto nos ofrece una ganancia indirecta través de comportamientos que, en cierta medida, van en nuestra contra. En este caso parece que eludir una responsabilidad ante un objetivo difícil que exige unas competencias que esta líder dice no sabe si tiene. Así que enfocarse en un tema como el conflicto le desvía de sus responsabilidades, pero también le protege del fracaso profesional que anticipa. Su saboteo inconsciente tiene un aspecto negativo y positivo a la vez.

Al reconocer nuestra ganancia oculta podemos preguntarnos: ¿Qué quiero proteger con mi comportamiento antes este problema?, ¿qué necesito?

Y completar así la mirada sobre la dimensión compleja y amplia de los problemas.