“Te quiero, pero…”

No te hace falta haber vivido un desamor para imaginar el final de esta frase. La clave está en el “pero”. Un conector del lenguaje anticipativo, potente y anulador.

Demos un paso a un lado para salir de las oraciones más emocionales y pongamos como ejemplo algo más descriptivo:

  • «Hoy hace sol, pero mañana lloverá»

¿Qué te parece más importante en este enunciado, que hoy hace sol o que mañana lloverá? Para la mayoría de los/as oyentes la fuerza estará en la segunda parte, la que va después del “pero” porque lo que introduce esta conjunción en una frase es lo que finalmente se va a imponer.

Recientemente leí a Estrella Montolío describir el efecto lingüístico de esta adversativa en su libro “Conectores de la lengua escrita” (que te invito a leer). Sin embargo, ahora quiero poner el foco en lo que el “pero” hace en tu mente y en la  de aquellas personas que te lo escuchan cuando eres tú quien la usa.

De una manera sencilla, si el “pero” tuviera atributos de persona, sería una que va en contra de todo. Una muy presente en nuestras conversaciones tanto del trabajo como de la vida.

Tu jefa, por ejemplo, te dice: “Me ha gustado tu trabajo, pero tiene errores que lo deslucen” ¿Cómo te quedas con esta valoración? ¿Tal vez un tanto chafada/o? Es normal, al fin y al cabo tu cerebro ha entendido que lo más importante es que tiene errores.

Para mi las palabras hacen magia. Son detonadores emocionales de los que muchas veces ni somos conscientes. Piensa cuántas veces te has sentido mal tras una conversación. Quizá no identificas nada molesto en el contenido de la misma. Sin embargo, algunos conectores del lenguaje como este “pero” del que ahora hablamos llaman con una fuerza silenciosa a tu cerebro límbico.

En la conversación intercambiamos papeles, y como emisores, también utilizamos este mismo lenguaje de conectores que se oponen, conceden, reafirman… Para la mayoría de las personas son operadores desconocidos y por eso las utilizan de una manera al tiempo fluida y descuidada.

Entre todas las palabras, el “pero” es, posiblemente, una de las más impactantes emocionalmente y es por esto que te invito a observarla, interpretarla y, si quieres, cambiarla.

 

OPCIONES AL «PERO»

En las formaciones, cuando hablamos de las alternativas hay participantes que sugieren sustituir ese “pero” por “sin embargo”, “no obstante” e incluso, alguna persona más ilustrada propone cambiarlo por “mas”.

¡Probemos! Recrea la misma oración en tu mente con este cambio: “Me ha gustado tu trabajo, mas tiene errores que lo deslucen”. Seguramente la interpretación de crítica es la misma, solo que ahora te parece que en vez de tu jefa te lo ha dicho Cervantes.

Afortunadamente tenemos otras opciones…

“Aunque”; algo más amable que “pero”

“Aunque” es una conjunción concesiva, su función es expresar que hay una presunta objeción. Presunta. Lo que hace que sea (digámoslo así) más piadosa y menos cortante que “pero”

¿Probamos?

  • «Me ha gustado tu trabajo, aunque tiene errores que lo deslucen»

Y si le damos la vuelta suena un poco mejor porque el argumento que introduce se debilita:

  • «Aunque tiene errores que lo deslucen, me ha gustado mucho tu trabajo»

Quizá estas pensando que “a pesar de” tiene la misma utilidad lingüística que “aunque”. Sí. Es una alternativa, pero no la recomiendo porque tiene una connotación más negativa (a estas alturas ya sabes qué significa el “pero” que acabo de usar en esta frase)

 

“Y” y/o “también”; más inclusivos

Si lo pensamos un momento, para la persona que los comunica los dos hechos son ciertos: el trabajo le ha gustado y también que tiene errores que lo deslucen. ¿Qué tal expresarlo dando opción a que ambos hechos son ciertos y que los dos tienen el mismo valor:

  • «Me ha gustado mucho tu trabajo y también tiene errores que lo deslucen»

 

El silencio; lo más neutro

La última alternativa es adicionar ambas frases una tras otra. En la escritura lo haríamos con una coma o punto. En la conversación lo separaríamos con un silencio entre ambos hechos:

  • «Me ha gustado mucho tu trabajo. Tiene errores que lo deslucen»

¿Te suena raro? Eso es porque esta no opción de secuenciar dos hechos sin un conector no es una forma habitual porque las personas somos seres emocionales. Así que piensa que cuando alguien la utiliza probablemente es porque hace un ejercicio consciente de contención.

Esta fórmula actúa como un titular, de manera que después de emitir este mensaje la conversación debe proseguir, por ejemplo, concretando los errores o describiendo los motivos de la buena valoración del trabajo. Podría ser el inicio de una conversación de feedback…

 

Así que, resumiendo, vigila los “peros”, se consiente de su efecto y, si lo consideras, ¡cámbialos! Las palabras hacen magia.